Esta vez no llegó la Catrina
incluida en el Halloween set
fui yo el que le llamé a su oficina
para que pusiera orden en Freinet.
—Pásate por los del B primero
porque son más tranquilitos:
así se llevó a Natalia Romero
y junto con ella, a Martincito.
Luego agarró a los 3 mosqueteros:
a Gabriel, Ángel y a Eduardo
se los cargó fácil y ligeros
porque, como siempre, ¡estaban platicando!
Zianya no le costó ni tantito
estaba en gran chisme con Aceituno
discutiendo entre grito y grito
algo seguramente inoportuno.
Aisha trató de darle un violinazo
cuando la calaca se le acercó
pero lo suyo es tocar y no los trancazos,
le dijo Arely cuando la acompañó.
Miguel en lugar de resistirse
actuó como su fiel ayudante
y a Rafael ayudó a morirse
rápido, fácil y en un instante.
La Muerte dio órdenes potentes
para llevarse a Rodrigo:
—Agarra a Dan de los dientes
¡y vénganse pa’ca conmigo!
Como Angélica estaba decepcionada
del amor, los novios y la gente
le dijo a Luisa, (quien, por cierto, andaba enojada):
¿Ya para qué nos quedamos? ¡Mejor vente!
Y salieron todos hacia el cementerio
iban riendo, bromeando y jugando…
Lo que sí fue todo un misterio
es que Laudi ya los estaba esperando.
Una vez que se llevó a todos esos estudiantes
regresó por los del segundo A la flaca:
se armó de muchos dardos tranquilizantes
y hasta del teléfono de la fuerza policiaca.
Apenas entró al salón
pepenó a Deckar y a Emiliano:
ambos jugaban torneo de LOL
sin importarles nada cercano.
Luego agarró desprevenido a José María
quien estaba dibujando en su cuaderno,
al lado estaba Eduardo, quien no sabía
que la Muerte lo eligió por verlo tan tierno.
Siguió el turno de Abril y Fernanda
que echaban relajo como locas escénicas.
La Muerte pensó: —A estas me las llevo en tanda
porque seguro son un par de esquizofrénicas.
A Joselyn y a Sara las agarró de volada:
les contó un buen chiste en señas
y mientras una de risa se revolcaba
la otra amablemente la sacó de las greñas.
A Lucien lo distrajo poniéndolo a discutir,
y a Charly preguntándole por sus pollos,
uno nunca se dio cuenta de su partir
y el otro iba feliz en sus propios rollos.
Christian le habló en un idioma extraño
por lo que la calaca le pidió a Mario:
—Si me ayudas con este no te haré daño.
Víctor no opuso ningún comentario.
Indira, como siempre, sonreía tranquila,
por eso cuando se le acercó la muerte
agarró sin problemas su mochila
y hasta le deseó a la flaca buena suerte.
Iván veía todo y no paraba de reír y reír
tanto que se murió de risa sin secuelas
algo que aprovechó sin tardanza Donají
para decirle: —Lo siento, ¡estamos pelas!
Solo faltaba Alessa, la que ayuda a todos:
la muy malvada y con mucha atención,
entre palabras de apoyo y buenos modos,
acompañaba a todos hacia afuera del salón.
Y no es que olvide a Rafa en esta calavera mexicana:
sino que él llegó solito al panteón con optimismo
cuando en lugar de aventar a través de la ventana
al borrador, se equivocó y se aventó a si mismo.
Ya estamos todos juntos entre tumbas y flores
los del A, los del B, yo y la mismísima Catrina:
—Te lo dije, flaca: del Freinet, ellos son los mejores
por eso desde que llegaron, ¡toda la noche se ilumina!
Hermosa manera de mostrar una tradición del gran país del norte.
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