Quiero hablarles a todos los presentes
sobre las mujeres extraordinarias:
sean reconocidas u ordinarias,
todas son tenaces e inteligentes.
No importa lo que traigan en sus mentes
todas resultan revolucionarias
porque todas son siempre voluntarias
para forjarnos desde las cimientes.
Por eso y sin importar si ya fueron
inmortalizadas por nuestra Historia,
o siguen dentro de su anonimato,
habrá que reconocer de inmediato
que todas ellas merecen memoria
pues a todos en la Historia parieron.