La respuesta resultará según se navegue.
Muchos la usamos como vasto papel en blanco,
otros como atolladero, convento o barranco:
él la utiliza como su pista de despegue,
ella la disfruta entre comer amar rezar,
ellos la viven como un club social genético,
y otros más, tal como un manicomio frenético…
Como sea: todos juntos la hacemos durar.
Pero como siempre, ¡divina pluralidad!
Unos la usan para vender almas entre ruegos.
Otros compran para enajenarse en soledad.
También están quienes adoran jugar con fuegos
y los que se queman lejos de toda verdad.
Ellos, juntos, siempre la arruinan sordos y ciegos.