—¿Con quién estabas?
—Con nadie, amor.
—¿Por qué no eres fiel conmigo?
—¿Por qué lo dices?
—Hazte pendejo, sabes que no has cumplido nuestro acuerdo.
—Bueno, tengo que aceptar que…
—¿Lo ves? ¡Eres un…!
—¡Es que no es fácil!
—¿Cómo te atreves a decir eso…?
—¡Entiéndeme, amor! No es fácil andar con alguien más.
—Lo sé, pero quedamos en ser infieles hasta la muerte. ¡Y no has sido fiel con ese acuerdo!… ¡Ay! ¿Qué voy a hacer contigo, amor?