Ayer estuve solo y la ciudad me devoró:
se engulló uno a uno todo mi pelaje…
Mis entrañas, alma y corazón.
Hoy ya no estoy solo:
ha venido otro solo
para abrazarme, escuchar y dar amor.
Gracias por el regalo
sobre todo por haberme escuchado…
Ayer.
Cuando estaba solo.
Antes que la maldita ciudad me destrozara por completo.