1
Pasó algo y desde ahí le pusieron “la loca del pueblo”. Luego sucedieron más cosas… ¡Se le quedó el apodo para siempre! Finalmente vino lo de su familia, quién sabe qué pasó exactamente, el caso es que ahora sabemos que oficialmente está loca de remate. Por eso nadie quería acercársele. Hasta que por suerte se largó la maldita vieja…
2
Tuve la mala fortuna de entrar en la tienda de mi tío justo cuando estaba corriendo a mi sobrina por haber quedado embarazada irresponsablemente. No la defiendo pues apenas era una adolescente, pero sacarla a la calle en su estado era una irresponsabilidad mayor. ¡Le dije que se fuera a vivir conmigo! Desde ahí me empezaron a llamar “la loca”.
Luego, para acabarla de amolar, salvé a mi hermana de ser brutalmente golpeada por su marido ebrio. Eso y ayudar a un perro atropellado me otorgaron el apodo para siempre.
Todo eso podría haberlo aceptado, pero enterarme que quienes continuaron alimentando los chismes sobre mi locura eran de mi propia familia, fue lo que me hizo decidirme a largarme de este pueblo que tiene una mentalidad tan cerrada y enferma.
Al fin que todo cambio siempre es para mejorar. Estoy segura que hacia donde vayamos las cuatro (mi sobrina, mi hermana, mi perra y yo), podremos forjar una verdadera familia basándonos en el respeto y la comprensión entre nosotras.