Un pájaro entró a mi casa:
desesperado,
con ruidoso volar, aleteaba por todos lados.
Le abrí la puerta:
la miró con gran recelo,
y por sus ojos supe, decidió quedarse adentro.
Lo sentía algo nervioso,
emocionado,
como si el volar le fuera novedoso regalo.
Minutos largos
embelesado y en silencio,
lo miré sacudir con sus alas el poco viento.
Hasta que me llegó el hambre
pasé a mi cuarto,
y se me antojó indagar la hora en el momento exacto:
fue que comprendí
la razón de su revuelo:
al reloj le faltaban las manecillas y el tiempo.
Finalista y seleccionado para la Antología del Certamen de Poesía “Melgar” de la Editorial Letras como espada (España).