Tiene los cabellos dorados,
la mirada vivaracha
y los dientes muy blancos.
Me mira con cariño cuando voy a algún lado,
y siempre
me acaricia la cara, sea tarde o temprano.
Es bella y radiante.
Hermosa camina y hermosa se viste.
La siento única
y realmente agradable,
y entonces la vieras
sabrías que dama más bella jamás conociste.
Mi amigo intrigado por conocer
el nombre de tan preciada mujer, tan increíble amante,
me preguntó quién era: si esposa, amiga, novia o semejante…
Sintiéndome orgulloso,
despejé su duda:
—No es lo que tu piensas,
¡es por supuesto, mi madre!
Dedicado a mi madre. Eterno agradecimiento.
Enhorabuena
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Muchas gracias.
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