El equipaje, eternamente listo; me visto ligera, como rápido; alerta constante, vivo al día. Siempre preparada para el viaje que me espera. Solo aguardo a que la vida me indique la fecha y el destino. Y de pronto, ¡la maldita muerte me sorprende! ¿Por qué a mí? ¿Para qué tanta preparación en vano?
Cuando abro los ojos en la antesala de mi próxima vida, el destino me pregunta sonriente: —¿Lista para tu siguiente viaje, camarada?